A todos nos ha dejado en shock lo sucedido en estos últimos días. Hay un sentimiento de duelo generalizado que de repente se ha colado en nuestras vidas cotidianas.
Por un lado, las personas que han vivido y viven la tragedia desde la primera línea de batalla, y que ahora lidian cada minuto con el sufrimiento y el dolor de una forma permanente. Por otro lado, aquellos que hemos sido testigos de todo ello, bien por que lo vemos en los medios, hemos ido hasta la zona catastrófica o bien por que nos lo han contado amigos y allegados.
Según en qué lado nos ha tocado, ahora es tiempo de comenzar a asimilar lo sucedido, tiempo de reconstruir. Y para ello, lo fundamental es que aquellos que han perdido a seres queridos, sean encontrados para poder iniciar su duelo. Por otro lado, la limpieza y reconstrucción de lo perdido contribuirá a que las personas puedan ir recomponiendo sus vidas, y posteriormente sea posible asumir poco a poco el dolor.
Pero los que hemos vivido la tragedia desde fuera, también tenemos que lidiar con el impacto de lo sucedido.
Cualquier catástrofe implica una gran herida emocional y esto tendrá un impacto en nuestras vidas.
Muchos de los que lo han vivido de primera mano, las víctimas, desarrollarán estrés postraumático, el resto, los que lo hemos vivido desde la barrera, también vamos a tener que lidiar con emociones difíciles a otro nivel.
¿Qué podemos esperar a nivel emocional?
Emociones como la tristeza, la rabia, el vacío, la impotencia, la angustia, el dolor, la desesperanza, el miedo, el nerviosismo, han llegado a nosotros de una forma imprevista y ahora forman parte de nuestra vida cotidiana.
Y en medio de todo esto ¿qué actitudes nos pueden ayudar a gestionarlo?
Apoyar, acompañar y arrimar el hombro
Nos estamos volcando en lo que hemos podido ante la situación de emergencia. Porque ayudando a otros, también nos ayudamos a nosotros mismos. Hemos mostrado compasión, hemos hecho algo por aquellos que sufren y esto nos ayuda a gestionar lo que sentimos.
Sentir rabia, indignación, injusticia, por lo que se podía haber hecho diferente y mejor
En todo proceso de pérdida, las personas tenemos múltiples pensamientos sobre “cómo podrían haber sido las cosas, si…” Gestionar estas emociones lleva tiempo, es un proceso doloroso y largo, donde queremos que el destino deseado sea la aceptación. No hablamos de conformismo, sino de que a través del dolor lleguemos a poder retomar las ganas de vivir, a pesar de que hayan cosas que no podremos cambiar.
No te juzgues
Una situación como esta, nos deja con un variado abanico de emociones desagradables y es lo normal en este momento: permítete sentir lo que tengas que sentir y en la intensidad que tengas que sentirlo. Somos humanos y sufrimos con los que sufren. Aún en estos días no te juzgues si sientes emociones agradables, ya que estas protegen tu salud.
Rodéate de personas queridas
Conecta con las que poder expresar como te sientes, en momentos de catástrofes, es fundamental sacar lo que sea que estemos sintiendo. Y si lo consideras contacta con un psicólogo aunque solo sea para sentirte escuchado y comprendido. ¿Qué hacer para gestionar emociones? Escribir.
Regular el estrés
Es normal que estos días te encuentres algo más desorientada/o, y tengas más dificultad para concentrarte. Por eso, no te exijas demasiado. Tente paciencia. Cuando estamos sometidos a mayor estrés, se producen más interferencias en nuestra mente. La atención a la respiración es un buen recurso. Así que, conéctate con tu respiración, eso nos destensa. Pasa tiempo contemplando la naturaleza, escucha música que te inspire, camina consciente.
Cuidado con la culpa
En momentos como estos, en los que otros lo han perdido todo, y contrasta con nuestra situación, el sentimiento de culpa puede planear por nuestra órbita emocional. Si nos dejamos llevar por esta emoción, esta se puede convertir en algo más estable y crónico en nuestra vida y acarrearnos problemas. Cuando esto es así, dejamos de hacer actividades agradables, perjudicamos actitudes de autocuidado, que agravarán nuestro estado. Si bien es normal estar unos días de duelo ante algo como lo sucedido, lo cierto es que hay que ir progresivamente incorporando la normalidad de nuestras rutinas también agradables.
Ante la pérdida del descanso
El sueño es algo que se puede ver afectado estos días. El impacto de lo sucedido hace que nuestros niveles de estrés y ansiedad estén más elevados y esto puede provocar alteraciones del sueño por la noche. Si esto te sucede, te recomiendo lo siguiente: limita la información que recibes sobre lo sucedido, deja de estar expuesto a las noticias y durante unos días deja de hablar sobre la catástrofe.
Utiliza tus fortalezas
¿Qué características personales te ayudaron en el pasado a ti o a otros a enfrentar la adversidad?. Podemos meternos en la cueva de la desesperanza y quedarnos ahí, o podemos adoptar actitudes resilientes que nos ayuden y ayuden a otros.
Practica a diario valores como la esperanza, la confianza, la solidaridad, la espiritualidad, entre otros
Estos valores son el mejor antídoto para manejar el sufrimiento y el dolor. Practicar esos valores significa acudir a fuentes donde aquello que leamos o escuchemos nos conecte con este valor. Si somos capaces de llenarnos de esas emociones, también podremos mostrarlas a otros llenando de propósito nuestra vida y siendo un bálsamo para otros.