
Las palabras tienen un poder mágico. Pueden traer la mayor felicidad o la desesperación más profunda. S. Freud.
¿Te has parado a pensar alguna vez como es tu diálogo interior?. Nuestra mente no para de hablarnos, y la mayor parte del tiempo lo hace con palabras, aunque en ocasiones pensamos en imágenes. Como no estamos acostumbrados a mirarnos hacia dentro, muchas de las cosas que suceden en nuestro interior se nos escapan.
Sin embargo si te paras unos minutos, cierras los ojos e intentas llevar el foco de tu atención a tu respiración, en segundos comprobarás que tu mente se ha puesto a hablar y tu atención se ha desviado hacia tu diálogo interno. Este ejercicio te ayudará a observar la fábrica de pensamientos y su caprichoso contenido. ¡Inténtalo ahora!.
Pero, ¿por qué tus palabras tienen tanto poder? La palabra tiene un significado y contenido específico y ya sea que queden dentro de ti o las expreses a otros, tendrán un impacto y unas consecuencias positivas o negativas, lo queramos o no.
Reflexiona sobre las palabras que construyen tus pensamientos y mira la relación hay que entre el lenguaje y tus emociones. Cuanto más extremas y negativas sean tus palabras, más emociones desagradables e intensas experimentarás. ¡Haz la prueba!.
Ahora imagina que piensas:
“seguro que tras el confinamiento, ya nada volverá a ser igual”. ¿Cómo te sientes cuando piensas así?. Efectivamente nuestras emociones son desagradables y no ayudan.
La semana anterior aprendimos que para ganar la batalla a los pensamientos tenemos que cuestionarnos los pensamientos a través de preguntas en base a la OBJETIVIDAD y la UTILIDAD y el reto de hoy es hacerte preguntas para reflexionar sobre el LENGUAJE y la INTENSIDAD.
Cojamos el pensamiento anterior y dudemos de él, preguntándonos en función del lenguaje que usamos. Pensamiento: -“ seguro que tras el confinamiento, nada volverá a ser igual”.
Preguntas en el Criterio del LENGUAJE
– ¿Los términos lingüísticos que aparecen en mis pensamientos son extremos?. Lo cierto es que SEGURO y NADA son palabras extremistas y dicotómicas y van a tener un impacto negativo sobre tus emociones.
Sin darnos cuenta utilizamos palabras que nos dañan, tú tienes el poder de animarte o amargarte. Hay palabras que utilizas que te llevarán a un estado de ánimo u otro. Puedes trasformar tu vida a través de lo que te hablas a ti y a otros.
¿Cómo empezar a entrenarme?.
Empecemos por familiarizarnos con las palabras amables y beneficiosas para nuestro equilibrio emocional. Trata de memorizarlas para que cuando tu mente te las envíe puedas identificarlas con mayor rapidez y las cambies por las saludables.
Palabras saludables
– Términos probabilísticos o de deseo. Me gustaría, es posible, preferiría, a veces, en ocasiones, cabe la posibilidad…
– Términos intermedios. ¿Qué palabra hay entre bueno y malo, éxito o fracaso, bien y mal? Si te das cuenta, muchas veces te hablas en esta dicotomía y eso te lleva a tener emociones más intensas y a ser más extremista. Los términos intermedios son moderados y más saludables en nuestra mente. Sencillamente nos sientan mejor.
En el ejemplo del pensamiento anterior:
-“seguro que tras el confinamiento, nada será igual” Este pensamiento no cumple el criterio del lenguaje ya que contiene palabras extremas. ¿Cómo podríamos traducir este pensamiento en términos más moderados?.
Una alternativa sería:
– “es posible que volver a la normalidad lleve un tiempo, y algunas cosas sean diferentes, pero en su momento, una vacuna nos devolverá la confianza progresivamente”.
¿Puedes observar diferencias en la forma de hablarte? ¿Cuál te hace sentirte mejor?.
Palabras tóxicas
– Términos extremistas: Seguro, todo, nada, siempre, nunca, debería, tendría (estos dos últimos términos nos imponen como tendríamos que ser, que tendríamos que decir, sentir y hacer, nos asfixian y nos imponen duras cargas imposibles de cumplir).
– Términos dicotómicos: Éxito, fracaso, bueno, malo, fuerte, débil, útil, inútil…Cuando te ves a ti mismo, el mundo o a los demás en estos dos extremos, conseguirás que tu emociones se disparen y no te sientas animado ni optimista.
Hemos interiorizado estos términos tóxicos en nuestro lenguaje interno y externo y hoy te animo a reflexionar sobre ello y a utilizar palabras saludables que alimenten tu ánimo.
Preguntas Criterio de INTENSIDAD
Cuando pensamos con palabras extremas las emociones desagradables van a ser intensas y/ o duraderas. El impacto que tienen tus palabras alcanza a tu sistema nervioso y tu salud. Prueba de ello son las enfermedades psicosomáticas. Es decir las dolencias físicas como consecuencia de cómo piensas. Te dejo este enlace para aprender más sobre ello.
– Cuando pienso que seguro tras el confinamiento, nada volverá a ser igual, ¿siento emociones desagradables intensas y/o duraderas?. Quizás tus emociones no sean muy intensas, pero sí podrían ser duraderas generando decaimiento, preocupación y tristeza persistente. O es posible que a veces tu forma de pensar te lleve a emociones no tan duraderas, pero sí bastante intensas.
Hasta aquí hemos aprendido a dudar de lo que pensamos con la ayuda de 4 criterios: OBJETIVIDAD, UTILIDAD, LENGUAJE, INTENSIDAD. Las preguntas que has aprendido te ayudaran a reflexionar acerca de lo que fabrica tu mente. Filtra lo que piensas y cambia tu vida.
Recuerda que cuidar y renovar tus pensamientos diariamente consiste en estar atento a lo que se cuece por dentro. Para ello te animo a que tengas espacios de soledad y recogimiento aunque sean cortos, con el fin de proteger aquello que es la fuente de tu vida: tu mente.
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La próxima semana aprenderás cómo tu mente puede distorsionar la realidad, en el artículo: Las mentiras que te cuentas y no sabes.
¡Te deseo una buena semana y mucho ánimo!