¡Estás despedido!: Emociones y liderazgo en tiempos de crisis

Por 10 diciembre, 2020Blog
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No son pocas las empresas que en esta crisis tienen que verse forzadas muy a su pesar a prescindir de una parte de su plantilla.

Para aquellos que están en puestos de dirección y que asumirán la desagradable tarea de despedir a un compañero de su equipo, tendrán que lidiar con emociones muy desagradables como la frustración, la rabia y la ansiedad entre otras.

Capacidades de un buen líder y contexto actual

En los últimos años se ha hablado mucho de las capacidades que debe tener un buen líder, sin embargo la persona que asume este rol en su empresa encuentra un vacío de soporte emocional que le ayude a gestionar las emociones que resultaran de enfrentarse a muchos contextos complejos y difíciles sobre todos estos últimos meses, los cuales han puesto patas arriba a la mayoría de empresas.

Enfrentarse cada día a recortes de personal, pérdida de ingresos y en general vivir el deterioro de una empresa que hasta hace unos meses funcionaba posiblemente bien, conlleva estar conviviendo con muchas emociones desagradables, las cuales pueden dañar mucho nuestra salud y vida emocional a no ser que aprendamos recursos para manejarlas adecuadamente.

Me gustaría dejarte algunas ideas que podrían ayudarte en estos tiempos inciertos, de gran duelo empresarial.

EMPECEMOS POR…

1.- Etiquetado emocional. Toma conciencia de tus emociones desagradables. Identifica qué emociones y en qué escenarios aparecen. (Ej.: llega la noche y no paras de darle vueltas a un tema laboral que aún no ha sucedido…) esto supondrá emociones como preocupación, ansiedad, temor, entre otras. Es importante aprender a hacer esto, ya que si sabes detectar lo que te amarga, podrás tomar algo de distancia y podrás pasar al siguiente paso.

2.- Ecuación emocional. La ecuación emocional es la relación que hay entre lo que piensas, sientes y haces. Date cuenta, un determinado estimulo (despedir mañana a una persona de tu equipo) desencadenará un pensamiento, una emoción y un comportamiento determinado.

Ej.: pensamiento: “esto es injusto”, emoción: rabia, frustración, nerviosismo, conducta: comer compulsivamente.

¿Para qué te servirá la Ecuación Emocional? Cuando eres consciente de la relación entre lo que piensas, sientes y haces, empiezas a entender que la intensidad y frecuencia de tu malestar está ligado a la forma en que piensas. Epicteto, un antiguo filósofo decía: ” lo que nos trastorna no son las cosas, sino lo que pensamos sobre las cosas”.

Cambia tus pensamientos y cambiarás tu vida.

3.- Que tus emociones no te la jueguen. Las emociones son engañosas, lo que sientes y la intensidad en que lo sientes, no necesariamente significa que algo es la verdad. Tienes dos mentes: una que piensa y otra que siente. No permitas que la que sienta tome totalmente el control de tu vida. Ahora permite que la racional tome el mando y haya equilibrio:

  • Te sientes desesperanzado, no le ves sentido a nada y estás desmotivado. Respuesta racional: Sientas lo que sientas, las etapas van y vienen, todo pasará y al igual que en el pasado hubo en tu vida momentos difíciles y críticos, estos también pasaron. El momento presente por muy gris que sea también pasará y seguro sabrás sacar algún aprendizaje de ello.
  • Sientes sensaciones físicas intensas y difíciles de controlar (taquicardia, presión pecho, dificultad para respirar, mareos…) y crees que algo malo te pasará… Respuesta racional: ¡Calma! Solo es ansiedad. Lo que sientes aún por muy desagradable que sea no significa estar en peligro físicamente.
  • Piensas que podías hacerlo mejor y la sensación de culpa es intensa. Respuesta racional: Por mucho que sientas que podrías haberlo hecho mejor, eso no significa que lo hicieras mal. Seguramente si volvieras atrás, volverías a hacerlo de la misma manera, en ese momento pensaste que era lo más adecuado que podías hacer.

4.- Cambia tu mente. Podemos aprender a decidir lo que queremos pensar. Sí, eso es. La mente nos envía de forma automática ráfagas de pensamientos a diario, cuanto más estresados, cansados y nerviosos estamos mayor agitación mental habrá debido a la acción de nuestro sistema nervioso. En ese caso, más catastróficos y pesimistas serán nuestros pensamientos. Si bien no podemos elegir lo que de forma automática la mete nos trae, si podemos aprender a darnos cuenta de lo que nos está enviando y así de esa forma aprender a cambiarlo. Cuando te des cuenta de que tu mente te trae alguna idea que te produce miedo, ansiedad, inseguridad o cualquier otra emoción desagradable intensa y/o duradera hazte estas 4 preguntas:

Objetividad: ¿Puedo demostrar lo que estoy pensando?. ¿Hay pruebas a favor o en contra de lo que pienso?.

Utilidad: Lo que ahora pienso ¿me sirve para algo útil? ¿Para enfrentarme adecuadamente a la situación?¿a mantener mi salud? ¿A ser feliz?.

Intensidad/Duración: ¿pensar de esta forma me trae emociones y sensaciones físicas intensas difíciles de controlar? ¿qué me apetece a hacer cuando me siento así? ¿el malestar es duradero a través de los días y las semanas?.

Lenguaje: ¿estoy utilizando un lenguaje extremista?. Palabras como TODO, NADA, SEGURO, SIEMPRE, NUNCA…

Si la forma en la que piensas contiene términos extremos, no sirve para nada útil, el malestar que provoca es intenso y para nada el tiene que ver con la objetividad, tu pensamiento es inadecuado y te traerá consecuencias negativas en tu salud y vida en general.

5.- Controla tu ansiedad. La ansiedad es buena siempre y cuando la tienes bajo control, como el colesterol. La ansiedad es una respuesta adaptativa y el cerebro es un especialista en detectar las amenazas. Es su principal tarea, la supervivencia. Cuando interpretamos alguna situación como amenazante, el cerebro manda una señal al sistema nervioso y este aprieta el acelerador con el fin de preparar a nuestro cuerpo para dar la mejor respuesta.

El problema es que en muchas ocasiones interpretamos de forma muy negativa y catastrófica algunas situaciones y en ese caso el sistema nervioso se dispara (presión en el pecho, taquicardia, dificultad para respirar, insomnio, alteraciones gastrointestinales…). Si estas son muy intensas nos asustamos mucho y entonces el circuito se retroalimenta solo. Estaremos sufriendo crisis de ansiedad. Tener picos de sensaciones físicas intensas no es peligroso, no pasará lo que tememos (“me dará una ataque, perderé el control, me desmayaré”), ya que el sistema nervioso se autorregula automáticamente. Es incómodo sentirlo, pero no peligroso.

Aprender a interpretar lo que sientes y lo que pasa de forma adecuada, hará que tu ansiedad no se dispare tanto.

6.- Enfocándote en el positivo de tu vida cada día. Sin duda cuando las cosas van mal es fácil estar constantemente enfocado en lo negativo, de hecho no parece haber nada bueno. Sin embargo solo es una cuestión de enfoque. Toma unos minutos y trata de encontrar tan solo dos cosas buenas que haya en tu vida. Ahora recréate en ellos unos minutos.

7.- Respira hondo. Está demostrado que hacer respiraciones pausadas y profundas a lo largo del día ayuda a nuestro organismo a liberar la tensión acumulada. La respiración profunda es como aterrizar en el momento presente y recuperar enfoque. Cada vez a que acabes una tarea y antes de iniciar otra, Para-Respira…. y luego continúa. Lograrás desacelerar un poco y eso tu sistema nervioso te lo agradecerá.

Cuídate varias veces al día pulsando stop en el botón de HACER y concédete unos minutos en el botón SER.