Una buena comunicación es aquella en la cual aquello que dice el emisor le llega tal cual al receptor. Es decir, que si algo que ha hecho tu pareja te hace sentir mal, y, cuando te pregunta: “¿qué te pasa?”, le respondes “NADA” (con tu lenguaje verbal, cuando tu lenguaje no verbal está diciendo lo contrario), en ese caso, ahí no está existiendo una buena comunicación en la pareja.
Otro ejemplo de inadecuada comunicación sería cuando estáis viendo la TV y tú quieres decirle al otro que baje el volumen. Para ello le preguntas ”¿está la TV un poco elevada no?”, el otro responde “para mí está bien” y ahí queda. Entonces nos molestamos porque el otro no quiere bajar el volumen y creemos es una persona egoísta.
Después de tantos años trabajando con parejas, soy consciente de la complejidad que tiene lograr una comunicación saludable y que funcione. Lo cierto es que cada uno hemos aprendido a comunicar con estilos muy diferentes, y además de eso hay que sumar las diferencias comunicativas de género, ya que hombres y mujeres en líneas generales tenemos formas diferentes de comunicar. Aprender en qué se basan esas diferencias, ayudará a que nos entendamos mejor. Muy recomendable el libro “Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas”, divertido y muy pedagógico.
Una comunicación inadecuada nos conduce por sendas muy indeseables, como:
Estar distanciados emocionalmente.
Mayor aislamiento en la convivencia.
Fomento de discusiones.
Desarrollo de sentimientos de incomprensión y frustración.
Aumento del desánimo y dificultad para disfrutar de la compañía del otro.
Estar más vulnerables a desarrollar problemas emocionales.
Aumento de probabilidad de ruptura.
En cambio, una sana comunicación nos conduce a:
Sentir cercanía emocional con tu pareja.
Favorece la salud emocional y física, ya que los niveles de cortisol se mantienen a raya.
Nos sentimos comprendidos y respetados.
Aumenta nuestro sentimiento de sentirnos queridos y especiales.
Favorece el sentimiento de disfrute cuando estamos juntos.
Nuestro descanso es más saludable y reparador.
Un reto fundamental para todas las parejas es ser consciente de la importancia de ir mejorando nuestras capacidades comunicativas, por ello te diré algunas de las actitudes que son tóxicas en nuestra forma de comunicarnos.
Actitudes agresivas
Una actitud agresiva es todo aquel componente verbal y no verbal como: gritar, golpear o destrozar objetos, ironizar, juzgar al otro, reprochar, insultar, amenazar con la separación, comparar a la pareja con otros, ridiculizar, menospreciar, descalificar, manipular los sentimientos del otro para lograr lo que tú quieres, y ya en el eslabón más alto de la cadena de la agresividad, agredir físicamente.
Cuando utilizamos estos comportamientos significa que, o bien hemos perdido del control de nuestras emociones (enfado, frustración, rabia, celos,…), o bien tratamos de imponer al otro nuestra opinión o deseos por encima de sus derechos. Sin duda esta comunicación es devastadora y llevará a niveles elevados de sufrimiento, y muchas probabilidades de ruptura.
Actitudes pasivas
Las actitudes pasivas en la comunicación son el resultado del miedo, la inseguridad y la vergüenza.Ejemplos de algunas de ellas son: evitar decir lo que pensamos, bloquearnos a la hora de expresar lo que sentimos, dar insuficiente información al otro en cuanto a lo que queremos u opinamos. Esto nos lleva a una comunicación confusa, en la que no somos totalmente claros y transparentes.
Nos expresamos con indirectas o dobles sentidos, lo cual hace que el otro acabe confundido y se propicien los conflictos más fácilmente.
Estas actitudes fomentan baja autoestima y sentimientos de que los demás se aprovechan de nosotros.
Comunicación asertiva
La comunicación asertiva es sin duda la forma de tratarnos más respetuosa, amable y beneficiosa que podemos tener. Te diré que la ASERTIVIDAD es la capacidad para decir lo que sentimos y pensamos respetando al otro. Esto que suena muy bien, se hace muy difícil cuando nuestras emociones entran en acción, ya que respetar al otro o respetarse a sí mismo, cuando los celos, el enfado, la vergüenza, la frustración o el miedo nos invaden y se hace complicado.
Por eso, ya te estás dando cuenta que aprender a manejar tus emociones es clave para poder tener una comunicación saludable. El autocontrol o regulación de lo que sentimos es una responsabilidad personal. El otro no es el “culpable” de la intensidad de lo que sientes. Cierto es, que unos y otros vamos a molestarnos o hacernos daño en ocasiones en la convivencia, pero la responsabilidad de regular lo que te pasa por dentro, es solo tuya.
Ejemplos de comunicación asertiva son: moderar tu voz cuando estás enfadado/a, decir lo que te ha molestado describiendo la conducta que te molesta de forma objetiva y concreta, saber ponerte en la piel del otro, saber empatizar incluso cuando estás molesto/a por algo, saber pedir los cambios de comportamiento que deseas del otro, en vez de reprochar. Expresar claramente y de forma concreta lo que piensas o sientes, en vez de tratar intencionadamente de que el otro se sienta mal usando la manipulación. Y por supuesto, reconocer nuestros errores y faltas. Esto es complicado como seres humanos, ya que el orgullo se interpone en nuestro camino. Sin embargo, cuando lo hacemos, esto obra magia en las relaciones. Todo se calma, se restaura y podemos volver a empezar.
La asertividad también implica expresar lo que es bueno y agradable que sentimos o pensamos: esto en ocasiones puede resultar muy difícil si no hemos aprendido a hacerlo.
Todas las parejas utilizamos en ocasiones actitudes tanto pasivas como agresivas, entonces:
¿cuándo podemos decir que tenemos un problema de comunicación?
Cuando las parejas empezamos a tener demasiados conflictos y los momentos de disfrute son escasos, entonces la insatisfacción aumenta. Es entonces cuando debemos pasar a la acción y trabajar en nuestra comunicación.
También añadir que la base de una comunicación saludable, son nuestros valores. Te animo a que explores sobre qué valores está asentada tu comunicación, los siguientes son fundamentales para que tu comunicación funcione:
Reflexiona sobre ello y piensa si cuando te comunicas con tu pareja, tus actitudes están alineadas con estos valores.
Todos podemos aprender recursos y herramientas para mejorar nuestra comunicación a través de una terapia de pareja. A través de este proceso, podemos descubrir áreas de mejora, ser más conscientes de nosotros mismos y facilitar cambios con la ayuda de un entrenamiento específicamente diseñado para aquello que tengamos que mejorar en pareja.
¿Cómo funciona una terapia de pareja?
1. Evaluación y explicación de las áreas e identificación de problemas
Inicialmente se realizarán 3 entrevistas para recoger información. El tiempo de la sesión (80 min.) se divide en 3 partes: el tiempo donde cada miembro de la pareja tiene la oportunidad de exponer sus opiniones y malestar, el tiempo conjunto donde explicamos el funcionando del proceso, y el tiempo en el que se resuelven todas las dudas que tengáis.
2. Fase de entrenamiento terapéutico
En esta fase el objetivo es ir entrenándoos en todas las técnicas y estrategias psicológicas que os ayudarán a manejar mejor vuestras dificultades. Esta fase no tiene número concreto de sesiones ya que depende del ritmo de aprendizaje de la pareja. Por término medio, una terapia de pareja puede durar entre 15-20 sesiones. Estas sesiones se realizan de forma semanal.
3. Fase de seguimiento
Cuando ya hemos alcanzado los principales objetivos que habíamos establecido en la fase de la terapia, las sesiones se van espaciando: primero quincenalmente y luego mensualmente, con el objetivo de comprobar que las mejoras y los cambios se mantienen a lo largo del tiempo. La modalidad de la terapia es presencial, pero también existe la posibilidad de hacerlo online, e incluso en ocasiones es posible para vuestra comodidad utilizar ambas modalidades.